En muchos deportes, no sólo en el rugby, las victorias que parecen más sencillas para el equipo favorito suelen terminar saliéndoles caras. Un equipo en inferioridad numérica, por ejemplo, obliga a que las jugadoras multipliquen el esfuerzo y terminen llegando tarde a los contactos con lo que pueden hacer daño al rival sin que sea su intención. En rugby, que es un deporte más de colisión que de contacto, esto es un clásico. Lo es, también, que las diferencias técnicas se traten de compensar usando más la fuerza que la cabeza; o que las reglas del juego sean eso que está escrito en algún papel que deja de tener validez en el momento de arrancar el partido.

El pasado sábado, la temperatura en el Polideportivo «Valle de las Cañas» era magnífica para jugar al rugby. El equipo femenino del Pozuelo Rugby Unión al completo (salvo por la lesión de Mary Stabb que se está alargando más de lo que todos quisiéramos) recibía a Complutense Cisneros Delta con la confianza que aporta un lugar de privilegio en la tabla y un juego que se va consolidando partido a partido. El marcador final (73-0) habla por sí mismo.

Como ya empieza a ser habitual, las individualidades se van difuminando en favor del grupo. Y es que si algo bueno tiene este equipo es que las jugadoras están aprendiendo que un conjunto robusto, un grupo de quince jugadoras haciendo un esfuerzo único, se convierte en un rival correoso, difícil y temible. El PRU tiene muy bien aprendidos ‘los básicos’ técnicos y tácticos y eso convierte a la delantera en una especie de muro infranqueable o a la línea de tres cuartos en algo parecido a esos cohetes que nadie sabe muy bien cómo parar (si el balón circula con fluidez en el ataque, esa línea de tres cuartos es imprevisible y la defensa contraria debe doblar esfuerzos para conseguir parar el juego). El cuerpo técnico del equipo está trabajando muy bien, con paciencia, haciendo que las cosas importantes manden en la psicología de las jugadoras. Y los frutos cuelgan del primer puesto de la tabla clasificatoria.

No obstante, siendo el grupo lo importante, en cada partido destaca alguna jugadora. El sábado Paloma de las Heras Pinto estuvo especialmente bien. Defendiendo sin contemplaciones, atacando con enorme talento y aportando la tranquilidad necesaria que llega desde la experiencia. Buen placaje, colocación precisa en el terreno de juego y anticipación. Buena jugadora sin duda.

Una mujer que comienza a encajar perfectamente en la maquinaria del PRU femenino (ha llegado a principio de temporada) es Yenier Wiliannys «Mega» Rodríguez Silvera. Rápida con el balón en las manos y muy difícil de parar. Las defensas contrarias tienen que trabajar mucho para detenerla. Defendiendo es contundente y placa muy bien. Otra buena jugadora, sin duda.

Elisa-Bety Alungulese ‘Kika’ acabó el partido mucho antes de tiempo a causa de un golpe en el rostro. Vitoria Granda Ramos ‘Vito’ con el brazo en cabestrillo (qué bien está jugando ‘Vito’). Camino Sotomayor Menchaca con el tobillo inflamado al sufrir un pequeño esguince. En fin, no salió gratis ganar el partido.

Acabó el encuentro y, con él, una etapa para Marta García De Prado Díaz-Jares ‘Pichón’. Marta comienza una aventura personal en las antípodas que, con toda seguridad, estará protegida por la buena fortuna que se merece. Aún no ha subido al avión y ya le echamos de menos. Se va dejando un extraordinario recuerdo en el equipo. ‘Pichón’ ensayó el pasado sábado, anotó cinco puntos. Y dejó grabada, en la memoria de todas sus compañeras, su eterna sonrisa. Por siempre jamás.

¡Suerte ‘Pichón’! ¡Hasta pronto!

¡Vamos Piratas!

G. Ramírez

Foto: @noah_alirangues