Un tiempo excelente en Madrid. Ni una nube, sol radiante, ni un soplo de viento. Tal vez un calor excesivo para la época del año en la que estamos y, desde luego, para la práctica deportiva.
Vuelta a las fuertes cargas de adrenalina, a las camisetas empapadas de sudor; al contacto duro, a veces, tremendo; al tercer tiempo que acaba con las tensiones, a algún golpe que mancha la camiseta de rojo. Vuelta a ese mundo que se reduce a un campo de juego en el que lo que importa es el equipo y ganar. Siempre el equipo y siempre ganar.
Campo de Tres Olivos. A las cinco en punto de la tarde sonaba el silbato y comenzaba la temporada 2023 – 2024 para las jugadoras madrileñas de la primera división regional.
Veterinaria – San Isidro se presentaba con un equipo joven y peleón. Pozuelo Rugby Unión llegaba a jugar con un equipo ya consolidado que tendrá que demostrar, durante esta temporada, que el proyecto es tan robusto y tan ilusionante como parece ser.
Pronto, Carlota Meliz (entrenadora y jugadora de gran experiencia) dejó claro a qué llegaba su equipo al campo de Tres Olivos y quién mandaba en el campo. La declaración de intenciones se rubricaba con un primer ensayo a los cinco minutos de partido. Rapidez de movimientos en la línea de tres cuartos, una delantera defendiendo con el cuchillo entre los dientes y una punta de lanza en ataque llamada Carlota Meliz que no perdona.
Los primeros quince minutos fueron apabullantes y Pozuelo Rugby Unión controló bien el juego y el resultado. Pero el calor hizo estragos y el ataque del equipo local se fue imponiendo aunque sin lograr anotar. Gracias a las individualidades, el equipo de Pozuelo fue capaz de contener el ímpetu local para llegar al descanso en clara ventaja.
En la segunda parte, el cansancio hizo que las jugadoras arrimasen más, unas a otras, y todo fue mejor puesto que el calor y la fatiga se repartía entre los dos equipos.
El resultado final muestra lo que fue el partido aunque las diferencias entre un equipo y otro podrían haber dibujado una victoria mucho más abultada, mucho más severa. Este equipo, una vez rodado y engrasado, será un escollo que el resto de quinces tendrán que sortear con mucho juego y con la compañía de la suerte. La plantilla de Pozuelo Rugby Unión está equilibrada y el conjunto es un hueso duro de roer.
Primer partido de la temporada y primer ladrillo colocado en esa escalera que se debe construir para llegar al ascenso a División de Honor B. Primeras sensaciones y primeras esperanzas. Primer paso de un camino que se tiñe de esperanza e ilusión.
¡Vamos Piratas!
G. Ramirez
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