Por Miguel Angel Tamayo

 Valle de las Cañas, 12:30 horas, no hay nada mejor que el hogar, no?, aunque lo tengas que compartir con media fauna siberiana (por Dios, que frio).

         Partíamos nuestra previa con una entrevista a Martín Calle, entrenador y artífice de este Málaga proyectado.

         Entrevista interesante donde las haya, desgranando, por su parte, el pasado y el “anhelado” futuro de un proyecto de vida y arrojo, de entrega, de Rugby en definitiva.

         Rememorando la misma, me vino a la mente una ajena realizada por Roura a Francois Piennar en relación a ESA final y a ESA Haka previa, desafiante, orgullosa e intimidatoria…INTENSA.

         Rememoro esa Haka y no dejo de pensar en esa mirada de Piennar, directamente a Jonah volcado en su “intensidad”, en esa sonrisa Afrikaneer en plan…., intensidad….bienvenido.

         Y, esta mañana, sopla viento del Norte.

Tras el tropiezo Malagueño en la Galia, el cual nos aupó al liderato del grupo, propiciado en parte por ese viaje en mimbres, los jugadores de Calle se recompusieron y cerraron filas conjurándose para esta “final”.

Y aquí estamos, Andoni manda callar al del Bombo y Calle rompe la cinta.

Intensidad…., Málaga durante 15 minutos hizo superlativo el adjetivo.

Durante 15 minutos, jugados en franja central y reiteradamente, en la cancha Madrileña, el equipo se fajó exprimiendo lo propio, con un Guerra volcánico, siempre apoyado por Joaquín y Bazán y un juego abierto personificado en un Lucho de 3 piernas, así como agradeciendo lo ajeno, pues Pozuelo ronroneaba en el scrum castigado por lo ya conocido… y volvía a la escuela en las Touch (4 de 4 out).

Aun así, de casta le viene al Galgo, por lo qué Pozuelo apretó los dientes y cerró filas sobre su bastión…, esa defensa Espartana, incisiva, desmoralizante para el rival, provocando 4 golpes de castigo del equipo Malagueño a cinco Madrileña, CUATRO A CINCO, en apenas 10 minutos.

Viento del Norte.

5 segundos le valieron a Buendía, Guayta, Tyrone (uff, cómo progresa) y Santi, para robarle el bocadillo a un Málaga a traspiés, poniéndose el Cilicio por lo ya pasado…

Viento del Norte.

Buendía se multiplico para cambiar hasta el final (vamos Real) provocando que Sotomayor abriera el marcador para el equipo anfitrión (instalando un diván bajo palos Malagueños).

Posiblemente, bajo mi punto de vista, lo que aconteció, seguidamente, marcó en gran parte el devenir del partido.

Tras la no conversión de Santí, Calle se perfiló para reanudar el juego…, decidiendo cambiar el lado de recepción.

Y allí estaba Arnau que desde nuestra 22 se saco un tierra-aire que salió a 5 contraria (unos 75 metros de regalo), lo qué apelando a la nueva Regla del 50-22 daba una Touch a Pozuelo en el mismo Espeto Malagueño.

Lo demás, armonía.., Guayta la recibió, Colo cerró formando el Maul y la mirada baja de Ezequiel ilustró el devenir…, avance en espiral del pack madrileño (recordando a ese TORNILLO legendario) en empuje para la transformación de Telmo (mucho se acabó aquí).

         Tanto nadar para morir en la orilla pesó cómo una losa en los chicos de Martín, aspecto que aprovecharon los de Yunque y Salazar para desarrollar, “in victore”, su juego de tela de araña.

         3 Marcas Madrileñas más, en apenas 15 minutos, empezaba a resultar demasiado castigo, máxime cuando finalizando la primera mitad se dio lo qué, para mí fue la mejor jugada del partido, pues Pozuelo ganaba una melé arrasando al pack contrario con una salida de ocho en barrido defensivo que rompía la línea Malagueña y allí, con Guayta oliendo la cal Joaquín le cazó, provocando el pasé sobre Buendía, excelso en el apoyo, poco más de metro y medio hasta la meta…

         Los suficientes para que Stuven lo alcanzara y Buendía se sacara el Off-load de la temporada, defendiéndose del placaje del 2 ª LINEA Malagueño y a 10 centímetros del suelo para asegurar la continuidad del balón… maravilla que Albariña aprovechó para refrendar, más si cabe, qué confundir intensidad, con agresividad no suele resultar.

De Madrid al Cielo cómo se dice…, al menos al descanso que nos envió Andoni con un 33-0 para Pozuelo.

         Iniciando la 2 ª mitad, Yunque y Salazar agitaron el avispero, moviendo banco con su impacto, introduciendo, de aperitivo a Liviu y Borja, agriando así las noches Malagueñas.

Pero cómo siempre hay un roto para un descosido, Sotomayor volvió a incidir en que siempre fue muy intenso, aspecto que Andoni, qué ya le había tomado la matrícula, le recriminó mandándole a pensar con una Sin bin que dejaba en superioridad (NUMERICA) a los de Martín.

         Numérica cómo indicábamos, únicamente numérica, pues en ese intervalo Buendía y Carrrión se inventaron, tras un despliegue colectivo, una Delicatesen para que el primero posara, uffff.

         Los últimos 20 minutos fueron un dejavu del desarrollo del partido qué nos permitió ver a ese Pozuelo reencontrarse con ese juego anhelado, esa reseña de identidad tan disfrutada la temporada pasada, ese “Be wáter my friend”.

         Mirando al luminoso puedo aseverar que, con el pitido final de Andoni, este reflejó lo qué pasó, crudamente, pues, con todos mis respetos, creo humildemente que ganó el equipo que, desde la honestidad, el trabajo y el respeto, comprendió lo qué significa INTENSIDAD.