Partido, entretenido, disputado hasta el final y divertido de jugar. Así deberían ser todos. Al final se lo llevaron los muchachetes del Alcobendas, pero estuvimos en un tris de ganarlo.
Mañana fría en Las Terrazas, de esas en las que la diferencia entre estar al solecito o a la sombra es la de ir en manga corta o embutirse la zamarra de oso polar que te regaló tu abuela para cuando llegara el fin del mundo. Por supuesto, nuestra zona de calentamiento se restringía al cuadradito en el que daba el sol.
El destino quiso que apareciéramos en el campo con 16 convocados, pocos, viejos, gordos (7 over 50, 90 kilates de media) y con más achaques que el ejército francés a la vuelta de su gira vacacional por Rusia en 1812. Así desde fuera no parecía la mejor receta para hacer frente a otro equipo de honorables señores, no sé si tan viejos y tan gordos, pero sí tantos que habían tenido que hacer convocatoria para decidir a quién metían en el acta.
(Hedi al final no pudo venir)
Nos arbitraba Paloma Loza, una jefa tan jefa que llevaba un pantalón con su nombre y que nos tuvo en todo momento tiesos y a la orden; pero hay que reconocer que es toda una suerte contar con una árbitro con más tablas que las matemáticas, que se sabe toda esa letra pequeña de las reglas y que no está dispuesta a que una banda de vejestorios resabiados se le suba a la chepa.
Total, que empieza el jolgorio con ellos torpes de manos al intentar agarrar un balón que estaba demasiado húmedo. Como las melés se nos daban bien nos íbamos acercando poro a poco a su cocina, hasta que en una de éstas va Moni, hace como que choca contra uno pero en realidad se mete entre tres y como ve que no llega hace un saltito final que lanza imparable su generosa humanidad contra el suelo para marcar nuestro primer ensayo.
El Alcobendas no solo no se viene abajo sino que empieza a encadenar fases y a lanzar señores grandes al choque (que se lo digan al hombro dormido que se le quedó a Emilio después de un gran placaje) hasta que cinco minutos después nos clava un ensayo centrado que los pone por delante.
No pasa nada. En la siguiente jugada recuperamos el balón del saque (por cierto, que grandioso día ha tenido hoy Moni con el pie y en general) y avanzamos a cabezazos hasta su línea de cinco. Ellos cometen golpe y están esperando todos nuestra carga de delantera, así que balón lejos a Moni, que lo envía más lejos todavía, Kique que se mete y Juanjo en el apoyo consigue nuestro segundo ensayo. Precioso.
Los espectadores no pueden ni levantarse un momentito para ir al baño. En la jugada siguiente al saque nos hacen tres fases seguidas y en medio del desbarajuste la abren atrás para que se meta su primer centro por uno de los inmensos huecos que dejábamos. De nuevo se pone el Alcobendas por delante.
Y ahora es nuestro turno. Saque fantástico, presionamos, forzamos sus errores hasta que Conri hace lo que mejor sabe y se mete hasta la cocina con dos tíos colgados. Otra vez mandamos en el marcador.
Tratamos de mantener el control del partido pero no tenemos el balón. Cuando la abren atrás nos hacen daño, y en una de estas su segundo centro aprovecha un desastre nuestro, pilla un balón botando por el suelo y se pone a caracolear a toda velocidad hasta acabar marcando. Minuto 30 y van ganando ellos 19-17.
Pero Maripili, esto no se ha acabado y de nuevo vamos ganando metros gracias a nuestro dominio de las fases estáticas y al pie de nuestro 10. Beto está a punto de marcar tras un maul que aterriza sobre la mano de un primera línea de ellos, y otra vez vuelve a marcar en otro maul en la esquina contraria. Esta vez sí que fue, pero no lo concedieron porque muchos de los que estaban de pie acabaron empujados fuera y parecía que el maul se había salido del campo. Pero tanto va el cántaro a la fuente que al final es el propio Moni el que de nuevo hace valer su inercia (y también su cambio de dirección y ritmo) y nos vuelve a poner por delante en el marcador. Minuto 35, ganamos 19-22.
Llega la última jugada de la primera parte, estamos derrengados y tenemos golpe a favor. Haciendo gala de nuestra ya conocida visión táctica, en lugar de mandarla indirectamente fuera para que-acabe-ya-este-sufrimiento-señor-llévame-pronto decidimos que queremos una touch en medio campo. La sacamos, la perdemos y casi la liamos parda, pero afortunadamente ellos no están muy hábiles y se les cae el balón cuando ya se iban a marcar.
Las consignas de Simon y las arengas de nuestro capitán en el descanso son claras: hay que aprovechar los primeros diez minutos de la segunda parte para marcar y dejar amarrado el partido.
Claro que sí. Dicho y hecho. Lo tenemos. En los primeros diez minutos de la segunda parte nos clavan dos ensayitos como dos soles.
Quedan solo 15 minutos y hay que buscar un revulsivo. Simon sopesa con mucha reflexión las diferentes opciones que tiene para mover el banquillo y finalmente se decanta por sacar a Melle. La decisión es un acierto, porque en la jugada siguiente les hacemos el lío en una melé en su cinco, Juanjo anda listo para perseguir el rebote y termina marcando otro ensayito que nos pone más cerca. Solo tres minutos después de nuevo es Conrado el que marca y ahora estamos por delante. Quedan 10 minutos y estamos dos puntitos arriba, quién lo iba a decir.
La cosa está solo regular, porque aquí ya nadie puede con los pantalones. Los del Alcobendas hacen mucha presión porque quieren llevarse el partido, que para eso estamos jugando en su casa. En una desgraciada jugada su apertura intercepta un pase nuestro y se nos va solito a marcar bajo palos. En nuestro descargo se puede decir que la influencia mental funcionó y el tipo no pudo transformar la patada (sí, justo desde delante de los palos, yo qué sé).
En los cinco minutos finales echamos el resto y se abre la posibilidad de remontar. Nos acercamos. Última jugada, touch a 10 metros de su ensayo. Ellos cometen golpe, pero estamos demasiado esquinados para que Moni intente chutar a palos. Como las melés se nos habían dado bien hasta ahora y además ellos tienen a uno fuera por amarilla pedimos melé, con la idea de empujarles estos diez metros que faltan y meternos hasta la cocina. Empezamos bien, pero poco a poco la melé se va deshilachando y en el desbarajuste final terminamos cometiendo un avant que significa el final del partido.
En fin, partido muy divertido de jugar. Podía haber ganado cualquiera. Nos llevamos dos puntitos de bonus, unas cervezas y unas lentejas muy ricas. Nos veremos a la vuelta en el Valle de las Cañas.
Y la semana que viene cerramos el calendario de 2021 contra Vallecas en nuestra casa. Haced el favor de estar disponibles para el partido, que a todos se nos ha quedado la sensación de que podíamos haber ganado de haber tenido algo más de gente.
Como decía Kique, es un orgullo y un honor jugar con vosotros, chavales.
Pato
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