Por Miguel Ángel Tamayo

 La 5 ª Jornada nos llevó de la mano de Miguel Fernández, árbitro madrileño conocido y estimado por todos, a la casa del siempre presente Urtubi, al refugio de Ramón Urtubi y su imaginado Liceo Francés.

         Todos sabemos qué en todos los deportes, y máxime en los de contacto directo (donde no sabes en qué momento o momentos la moneda saldrá cruz y se te lleve a cinco al banco), nunca es conveniente aventurar nada sobre el desenlace de un partido, una temporada o una jugada.

         Aspecto que los chicos de Bravo plasmaron excelsamente la pasada jornada, blanco sobre negro (más bien blanco sobre verde), llevándose, de forma reseñable en la mayoría de los aspectos, el partido contra el Coco del patio, quitándole el bocadillo del recreo nada más y nada menos que al, hasta la fecha, todo poderoso Málaga de Leiva (contento volvería Pedro los 540 km a casa).

         Al partido, que ya toca.

         Desde el SEGUNDO 1, Pozuelo eclosionó de la manera ansiada por todos y durante 10 minutos se llevó por delante, cual Tsunami, a un Liceo bien plantado y crecido por su gesta la jornada anterior ya comentada.

         Diez minutos le valieron al Pozuelo para, además de abrir una brecha de 0-14 en el marcador (Alabariña, ole, ole y ole), pintar en AMARILLO y MORADO el Spoiler del partido.

         Pues esos 10 minutos le valieron a SANTI para dejarles claro a Yuste y Cuerda que les acompañaría en sus pesadillas postreras. Qué manera de buscar la espalda…

         En esos 10 minutos a Buendia, a pesar del recadito de Abarca, le fueron suficientes para quitarse de encima el regusto del partido anterior y verse cómodo moviendo a un Pozuelo que empezaba a carburar.

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         Un Pozuelo que con un pack entronado por una excelsa primera línea, personificada en Cristian, Facu y Liviu, la cual le puso, melé tras melé, un bonito trineo al pack de Liceo que nunca se encontró cómodo. Arrasando en el juego abierto personificado en una tercera línea que no dio cuartel pues Ibáñez y Sotomayor, incólumes en defensa, se duplicaban en las cortinas, aderezados, para más INRI, por D. Benjamín Guayta, formando así un tridente Picassiano, el cual, minuto a minuto, castigó duramente la base de creación del equipo anfitrión.

         Con la citada brecha en el marcador, Liceo se soltó al amparo de Roldan, aspecto qué Pozuelo recondujo de inmediato lanzando una contra personificada en su dupla Samoana con un offload de Liviu a Cristian qué rompió la línea de defensa contraria… Uffff, estos chicos ya no tienen techo.

         Con dimes y diretes, el reloj siguió con su martillo y Pozuelo se siguió gustando llevado en volandas por Buendía, pues olvidando este sensaciones pasadas voló… estaba en todos los lados (hasta cuando placaba).

         Y en esas nos vimos en 20 minutos de dominio visitante sin excesiva anotación.

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         Y en esas vimos en 20 minutos cómo Liceo, en atención a su juego de presión, provocaba que Pozuelo cometiera reiterados golpes de castigo, tantos como 4 hasta el minuto 22. Todos centrados en 22…

         Mi gran amigo Fernando Tejada decía que de la 22 contraria no te puedes ir sin puntos. Pues en caso contrario el esfuerzo realizado pesa el doble (también decía que se te quedaba cara de …).

         El caso es que en esos 20 minutos durante los cuales Pozuelo no fue capaz de ampliar la brecha de esos 14 puntos, Liceo optó por jugar esos 4 golpes de castigo centrados. Golpes que le podrían haber supuesto situarse 12-14 en el marcador, ejerciendo quizás una presión importante sobre un partido que no parecía ecuánime y quedaba claro que no iba a poder jugar de igual a igual. Más no fue así y por todos es sabido qué del valor a la temeridad hay un nada, hay un suspiro.

         Pues eso, Cuerda se verá el video para la próxima.

         Pasado ese intervalo Pozuelo siguió realizando un juego dinámico en todas sus fases, con un pack increíblemente superior, con una tercera línea ubicua e incisiva y con un Buendía haciéndonos olvidar (por unos instantes) a Lobejón, concatenando con Santi jugada tras jugada, cual martillo pilón. 0 – 31 y Miguel nos mandó a por agua.

         La reanudación fue un mero trámite, Liceo se había volcado una y otra vez y, una y otra vez, se había encontrado un muro en defensa y un derroche creativo en ataque qué no era capaz de atajar. Así como un cañón con nombre y apellidos que repelía cualquier atisbo con 40 metros de castigo.

         80 minutos de esfuerzo y entrega tras los cuales los chicos de Yunque y Salazar, aprendiendo lo justo de este resultado lapidario (7-47), tienen que empezar a asearse y preparar sus mejores galas, pues en nada recibimos a ese C.R. MALAGA – LA MAGDALENA (que de dulce tiene poco).