«Póngame la mitad»

Como si estuviéramos comprando comida, al árbitro le tendríamos que decir: póngame la mitad de minutos, si me hace el favor, que con 40 tenemos de sobra.

Pues eso nos pasó con los muchachetes del cuarto equipo de Cisneros, que este año tiene una base magnífica y le sobran candidatos para cada convocatoria. No sorprendo a nadie si digo que teníamos delante a un puñado de imberbes que, si no eran especialmente fuertes, sí que corrían como si les debiéramos dinero.

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Por nuestra parte, la acostumbrada convocatoria escuálida de nombres (17), pasada de años (46 de media) y de kilos (89), absolutamente desentrenada y fuera de forma (a no ser que el esferoide sea la forma a la que aspiramos) y llena de achaques físicos y mentales. También os digo: no os cambio por ningún otro equipo y me iría con vosotros a jugar contra los all blacks.

Total, que empieza la cosa y en solo dos minutos conseguimos dejar los huecos necesarios para que se nos cuele su ala hasta la cocina después de un encadenado de rucks en el que no hacíamos ni sombra siquiera. Pasan cinco minutos y se nos va por fuera el otro ala. Todavía no hemos olido el balón y ya tenemos dos ensayos en contra. ¿Qué va a ser esto?

Pero no, de algún lado nos sale un poco de sentido común y empezamos a forzar algún fallo por su parte. Eso nos lleva a la melé, fase en la que nuestro sobrepeso nos da una cierta ventaja sobre el adversario, y eso ya es otro cantar. Empezamos a jugar a base de barrigazos, frenamos el tempo del partido hasta un ritmo de procesión de semana santa, Moni nos lleva lejos a base de patadas y poco a poco el juego se va desplazando hacia su campo.

Fruto de este nuevo estilo de juego llega una sucesión de jugadas cerca de su cinco que acaba con un buen ensayo de Conrado con varios defensores colgados de él. Moni transforma desde el salón de su casa poniendo el 7 a 10 en el marcador. El resto de la primera parte sigue sin cambios, con dominio territorial nuestro y la desagradable sensación de que en cuanto pillen ellos un buen balón se nos van hasta la cocina, pero no llega a hacerse realidad.

Y no es porque no tuvieran ocasiones. Uno de cada dos balones en nuestro poder acababa más pronto que tarde en una cagada de alguien que devolvía a los colegiales la posesión y la iniciativa del contraataque, pero quién sabe si por sus nervios, su inexperiencia, por una ventolera de componente nor-nordeste o por la abrumadora presión mental de nuestros defensores, esos contraataques no llegaban a convertirse en puntos.

La guinda llegó tras la recuperación del descanso. Touch a cinco, maul ochentero, barriga cervecera gana a fibra muscular, vamos que nos vamos y Beto se deja caer para marcar el 12 a 10 a nuestro favor.

Árbitro, ¡la hora!

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Pero poco dura la alegría en la casa del pobre. Mario abandona el campo después de auto-solucionarse una fractura nasal, que si no le deja más guapo sí que le dará mucha personalidad, y por enésima vez un ala suyo echa patas y ahora sí que llega hasta la cocina, poniendo de nuevo por delante a los del Cisneros.

Parece que hemos agotado nuestras últimas energías en conseguir el ensayo, así que ahora ya dejamos más huecos que en el mapa de carreteras del Sahara y nos clavan dos ensayos seguidos. Vaya. Con lo bien que iba todo.

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Nos reponemos un poco y el partido entra de nuevo en una fase de igualdad, pero ahora sí que parece que cada vez que ellos pillan el balón se nos van a ir. Aguantamos por los pelos, más por imprecisiones suyas que por aciertos defensivos nuestros, pero al final abrimos compuertas y en los últimos cinco minutos nos caen tres ensayitos más por parte de jovencitos corredores, mientras en nuestra cocina nos dedicamos a discutir entre nosotros y a quejarnos amargamente de lo mal que nos está tratando el árbitro (que en mi opinión lo hizo bastante bien y nos perdonó más de una amarilla por protestar).

En fin, abultado marcador en contra que no refleja la aparente igualdad que hubo en la mayor parte del partido, pero que sí demuestra nuestra falta de recursos para defender a gente que corre mucho.

Lo mejor del partido, nuestra capacidad a ratos para hacer el juego que nos conviene y, por supuesto, la ya habitual cita de Melle con el placaje, que tampoco faltó hoy.

Gracias a Raúl y a Ricky por venir a animar!

La semana que viene jugamos contra Titanes, que van colistas (solo un puesto por debajo de nosotros, no vayáis a flipar). Es una oportunidad para reencontrarnos con la victoria, aunque probablemente ellos pensarán lo mismo, así que habrá que ponerse las pilas. Pues eso, a ponérselas.

Pato

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