CRC C, 22 – Sanse Scrum B, 33

pastedGraphic.png

A veces se dice que tu peor enemigo eres tú mismo, y probablemente este ha sido uno de esos días.

Llegábamos al Valle de las Cañas con algunas bajas, pero el refuerzo de cinco sub 23 y un total de 20 nombres en el acta, que sigue siendo un lujo al que no estamos acostumbrados.

Enfrente solo 15 jugadores del Sanse B, que venían de ganar cómodamente sus partidos anteriores (solo habían perdido con el San Isidro, que nos había pasado por encima la semana pasada). Además en los primeros minutos uno de ello se hace daño en la rodilla y les deja con 14. Tienen algunos chavales jóvenes, pero en general son de nuestra quinta y ninguno de ellos (igual que nosotros) tiene grandes posibilidades de llevarse algún campeonato de culturismo. Este partido no se nos puede escapar.

Pero nada más lejos de la realidad. Empezamos acelerados, cometiendo errores tontos que echaban por tierra el terreno que tanto costaba ganar. De uno de ellos vino su primer y tempranero ensayo, una intercepción después de un pase plano y largo con la defensa subiendo.

No pasa nada. Vamos a mover la bola y a marcar. Pero ellos defienden bien, ordenados, contundentes y presionando al portador y a los posibles receptores, con lo que fuerzan muchos fallos por nuestra parte. No conseguimos pasar de medio campo, y en cuanto cometemos un golpe de castigo centrado chutan a palos (eso tan raro de ver en esta división). Total, que ya hemos agotado la mitad de la primera parte y van por delante 10-0.

El caso es que en cuanto movemos un poquito la bola, con paciencia y sin intentar acrobacias circenses, avanzamos y creamos peligro. De hecho, la primera vez que encadenamos varios movimientos seguidos jugando de esta manera nuestro Gustavo llega a marcar y nos saca de ese cero tan feo.

Pero es un espejismo. Seguimos ansiosos por marcar, con tantas ganas de avanzar que perdemos la profundidad en el ataque y se lo ponemos más fácil a los defensores. Y la ansiedad también nos lleva a cometer golpes tontos, fueras de juego, piscinazos en el ruck y retenidos, y cada vez que lo hacemos suficientemente cerca nos chutan a palos y lo cuelan.

Con este horrible juego llegamos por fin al descanso. El marcador señala 5-21 en contra, pero lo peor es la pobre imagen que estamos dando por nuestros propios errores ante un rival en inferioridad numérica.

El análisis de Simon en el descanso, como siempre, preciso y acertado. Vamos a dejar de hacer el tonto ya.

Y funciona, o eso parece. Simplificamos las jugadas, damos velocidad a las fases y como por arte de magia acabamos de meter tres ensayitos en los primeros minutos. Ahora vamos ganando 22-21. 

Pero no terminamos la faena. No sé si porque ya parece que tenemos el viento de favor o porque nos relajamos, o porque pensamos que ya ha llegado el momento de probar cosas más complicadas, volvemos a cometer muchísimos golpes de castigo. Avanzamos con paciencia, metro a metro, nos acercamos, ya casi estamos, pero cuando vemos tan cerca el premio nos acaba entrando el ansia viva, cometemos un error y nos toca recular 80 metros. También vemos dos tarjetas amarillas por acumulación de faltas, lo que iguala los números y reduce aún más nuestras posibilidades.

El último cuarto de hora se parece mucho al primer tiempo. Como vemos que el partido se nos escapa entre los dedos intentamos resolver la situación con un talento que ya no tenemos (al menos en ese momento), cometiendo más errores y poniéndoselo fácil a un Sanse que en todo momento ha mantenido la concentración y el orden. Su juego nos recordaba el nuestro de otras temporadas, cuando no importaba que fuéramos pocos en el campo porque lo compensábamos con oficio y experiencia. 

Total, nos enchufan un ensayo más y dos tiros a palos (gestionando muy bien los tiempos para nuestra desesperación) y terminamos con una derrota dolorosa por estar basada en cómo aprovecharon con inteligencia nuestros propios errores.

En fin, espero que en el partido de vuelta podamos superar nuestras carencias y demostrar que dentro llevamos mucho más que lo mostrado ayer. Muchas gracias a los s23 que se acercaron y lo dieron todo en el campo: Jorge, Jacobo, Arturo, Vicente y Rodrigo (que lo del tobillo no sea nada); a Simon por pastorearnos y al bueno de Arturo M., que a pesar de seguir lesionado con una rotura de fibras se presentó de corto por si podía ayudar en algo.

Seguimos en la parte alta de la tabla, ahora ya terceros. Antes del parón navideño hay que dejar resuelto el inaplazable partido contra los Lobos segovianos de dentro de dos fines de semana. Por favor, haced hueco para estar.

Pato

pastedGraphic_1.png