CRC C, 50 – Alcobendas C – 15
No se dejen llevar por los números. A pesar de lo que puede dar a entender el resultado, este partido fue mucho más difícil de lo que parece. Los señores de Alcobendas, que son de nuestra quinta, aparecieron con toda la artillería y una determinación tremenda para llevarse el partido.
Nosotros contábamos con acta llena, que va siendo la tónica de esta temporada y nos viene muy bien. Cuatro jóvenes valores nos acompañaban esta vez (Arturo del Pozo, Andrés, Jacobo y Marcos) y les tenemos que dar las gracias por haberlo dado todo en el campo. Son todo un ejemplo de pundonor y talento. También estuvieron en la banda animando varios de los irreductibles sub 23 y Raúl Gutiérrez, el entrenador, que disfrutó viendo a sus recientes pupilos compartiendo campo con los vejestorios.
Pitido inicial, movimientos de libro y touch en medio campo para ellos. Hasta aquí todo normal. Pero, sin saber muy bien cómo, nos ganan tres touch seguidas, juegan cerca con contactos durísimos y a los cuatro minutos terminan un pick & go ensayándonos. Qué coño ha pasado. Ni la hemos olido y, si esto va a ser así, el partido se nos va a hacer muy largo.
Pero conseguimos rehacernos y darnos cuenta de que somos mucho más peligrosos atrás, donde nos movemos mejor que ellos. Conquistar el balón en cada punto de contacto es un dolor, un campo de batalla, pero poco a poco vamos abriendo huecos y es nuestro joven Andrés quien consigue marcar nuestro primer ensayo en el minuto 12. Gran actitud (o resignación, no sé) la de este chaval:
- ¿De qué juegas normalmente?
- De segunda
- Pues vas de uno. ¿Lo has hecho alguna vez?
- No
- Pues siempre hay una primera vez. Anda, tira.
A pesar de que la cosa sigue caliente ahí delante, atrás vamos teniendo cada vez mejores movimientos. Fruto de ello llega al poco rato un ensayo de Arturo, marca de la casa, con caracoleo feroz, tracción a las cuatro ruedas (con esos muslos de agricultor ya se entiende) y cambios de velocidad imposibles de seguir.
Un ratito después volvemos a estar en su 22 y llega el ya tradicional y archiconocido momento de “la de Moni”. Que sí, que ya se la saben y que han juntado tres tíos delante de nuestro apertura para que no pase por ahí, pero de alguna manera le sale el truco lento y un instante después aparecen tres tíos de granate tirados por el suelo y nuestro Moni está posando el balón detrás de su línea de ensayo.
Es el momento de apretar, porque los de Alcobendas se están viniendo abajo. A pesar de que los contactos delante siguen siendo muy duros, ya les empieza a faltar la gasolina cuando se trata de llegar lejos. Nosotros no es que andemos mucho mejor, pero atrás sí que se nota la diferencia, y llegan dos ensayos seguidos de Diego Santos y Pablo, que por cierto, se pegó un sprint de 80 metros que me dejó sin aire sólo de verlo.
Llega el descanso y los de Alcobendas cogen aire de nuevo. La cosa se pone difícil otra vez, pero a trancas y barrancas sacamos balones para jugar atrás, y de nuevo Arturo los vuelve locos y termina ensayando. Poco después se llevaría un golpe feo en la rodilla, que lo sacó del campo, pero afortunadamente parece que no es nada grave.
Cuando estamos a cinco metros de su ensayo se produce un animado intercambio de opiniones en el que la peor parte se la llevaron los más jóvenes (nuestro Arturo P. y un ala suyo también joven), que vieron la que probablemente será su primera tarjeta amarilla. No se puede llegar a una tangana el último, corriendo desde lejos y haciendo el ruiz-mateos “te pego, leche”, porque el árbitro, que ya lleva un rato pensando que debería expulsar a alguien pero no tiene ni idea de a quién, se encuentra de repente a estos dos tíos que se lo ponen en bandeja. De esta acción salió algo magullado Thomas, que (como dice César) se pintó los colores de la bandera francesa en la cara. Lo más dramático de esto es tratar de explicarlo al llegar a casa, pero desde aquí le enviamos a Thomas toda nuestra comprensión y solidaridad.
Tras cerrar el capítulo judicial, que llevó un rato, tenemos golpe a favor a cinco metros. Nuestros delanteros grandes quieren el balón para entrar a romper, pero… ¿y si hacemos otra vez la de Moni? ¡Pero si ya se lo saben! ¡Pero si la acabamos de hacer! Bueno, vamos a probar. Y de nuevo, a cámara lenta, te la doy-no te la doy, piso para dentro, luego para fuera y allá que va Moni con dos tíos colgados a marcar de nuevo. Parece mentira, pero funciona.
Los últimos 20 minutos fueron más de contención que de juego por nuestra parte, con mucha gente ya derrengada y una cierta tranquilidad por el resultado. Y claro, nos marcaron dos ensayitos que también hacían justicia a lo que se vivió en el campo.
La ruleta rusa de las lesiones, en la que cada semana hacemos rodar el tambor del revólver, le tocó esta vez a Diego “Tormenta”, que se rompió el bíceps en uno de sus siempre contundentes placajes. Esperamos que se recupere bien y pronto.
Tercer tiempo muy agradable en el 123. Diego se pasó por allí con el brazo en cabestrillo tras salir del hospital y también nos visitó nuestro querido Carlos García, que este año no puede jugar con nosotros y al que echamos de menos.
Muchas gracias a Simon por pastorearnos y darnos sus siempre acertadas claves para el juego. Y gracias a todos los jugadores (y a los que se sacrificaron porque en el acta solo caben 23) por darlo todo en el campo y haber hecho un partido tan serio.
Es un placer formar parte de este equipo, de verdad.
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