Ammonites Segovia, 19 – CRC C, 34
Varias cosas curiosas de este partido. Lo primero, resulta que estos Ammonites son más bien estudiantes madrileños de geología que lobos segovianos, con lo que su edad media era muy tierna, aunque tenían la agilidad y ganas de correr propias de su juventud. Lo segundo que el partido se celebraba (más bien habría que decir que se perpetraba) a la nada social hora de las 9 de la mañana del sábado, con lo que a la hora de quedar todavía era noche cerrada y teníamos más pinta de juerguistas buscando el último after abierto que de honrados trabajadores del balón ovalado.
Para no perder las tradiciones, cuando el enemigo ya estaba calentando en el campo, haciendo sprints y movimientos preciosos, nosotros sólo habíamos conseguido reunir a la mitad del equipo (el resto estaba a punto de llegar. Sí. A punto. Los cojones.) y entrábamos al vestuario para empezar a cambiarnos.
Total, que nos presentábamos a la última cita de este año con bastantes bajas en el equipo y pocos refuerzos de los Sub23: Pablo, que debe de ser el único S23 con canas y Jacobo que vino cojo pero aguantó todo el partido como un valiente. 18 apuntados en el acta en total.
A pesar del madrugón tuvimos la suerte de contar con Miki a los mandos, que junto con Simon trataron de inspirarnos principios básicos de técnica y táctica mientras nosotros poníamos esa mirada infinita que tienen las vacas cuando miran a la carretera para ver pasar los coches.
La consigna era tratar de cometer algo menos de los habituales diez mil errores y golpes de castigo, y parece que la cosa funcionó bastante bien. Delante teníamos una melé seria y fuerte de la que sacábamos balones claros. La touch salía aceptablemente bien (aunque ellos subían al primer saltador a la estratosfera solo tenían un saltador, así que era fácil mandar el balón al otro lado), con lo que podíamos servir balones a Moni para que con su ya conocida coz de mula nos pusiera a jugar en su campo casi todo el tiempo.
Así que con paciencia, muchas fases, avances modestos pero manteniendo la posesión nos fuimos acercando a su línea de ensayo. En los primeros 20 minutos ya habíamos metido tres ensayitos, dos con la habitual delicadeza de Conrado y otro más de Moni, que contraviniendo las leyes más básicas de la física es capaz de mover ese chasis de un lado a otro con velocidad y escaparse con elegancia de los placajes.
Por supuesto, ellos no habían venido a hacer solamente sombra, y al ratillo nos metieron un ensayo a base de pick & go, pero eso no consiguió alterar nuestro tranquilo espíritu de prejubilados en mañana soleada de fin de semana.
Tras hacer en el descanso los pocos cambios que teníamos empezamos la segunda parte con la misma actitud. Rápidamente llegó un ensayo de Arturo, que ya está recuperado de su rotura de fibras, marcándose un caracoleo de los suyos que dejó a unos cuantos contrarios con la cadera dislocada.
Los geólogos buscaban nuestras fallas (dios, qué bien suena esto) y, oh, sorpresa, se dieron cuenta de que atacando con velocidad nos podían hacer más daño. El diagnóstico era acertado, desde luego, pero no contaban con la buena defensa general de nuestro equipo y sobre todo con los placajes contundentes de Moni, Pablo y Arturo. Total, que como los de enfrente estaban aún un poco tiernos se ponían nerviosos en sus ataques y cometían fallos tontos en los pases en cuanto hacíamos un poco de presión y volvíamos a recuperar el balón.
Hubo un rato largo de tablas en el que nadie conseguía convertir en puntos los ataques, de manera que en uno de los golpes de castigo a favor que tuvimos Moni se puso previsor y pidió el tee para chutar a palos, que es algo francamente poco habitual en nuestro juego. El balón entró llorando y rozando la esquina de abajo, pero tres puntitos más.
Y ya casi al final de la película Pablo culmina una jugada colectiva y consigue traspasar la defensa en una esquina y venirse trotando a marcar bajo palos, como los buenos en la tele. Y como somos de esa manera de ser que usted ya sabe, en el saque siguiente la cagamos y uno de sus pilieres nos enchufa el último ensayo.
En fin, recuperamos las buenas sensaciones, recuperamos a Arturo y tenemos por delante cuatro semanitas de reposo y alimentación equilibrada para recuperar al resto de lisiados. Nos despedimos del año como segundos en la clasificación.
Muchas gracias a Jorge y Javi Rubio, que desafiando hora y distancia se acercaron a Tres Olivos para animar y arrimar el hombro desde fuera del campo.
Cómo me gusta jugar con vosotros.
Feliz Navidad y nos vemos el fin de semana del 22 de enero contra Alcalá.
Pato
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