Por Miguel Angel Tamayo
Cuando a las 10:45 de la mañana vi bajar a los chavales del Málaga del bus…, meridiano me quedó que no habían venido a Madrid a terminar su temporada. Leches, hasta el logotipo del León del autobús me miró desafiante. Y empezó a llover.
Recuerden, allá por el 24 de octubre de ese 2020 robado, vivimos un partido trepidante en tierras Malagueñas y no fuimos capaces de traernos más qué un sufrido y trabajado punto en los últimos lances del partido.
La mirada del Tigre. Los qué reconozcan la frase sabrán qué eso nos faltó. La primera vez que nos sucede, pero, hoy, nos faltó.
Al acabar el partido, indeciso, comentaba con mi inseparable compañero de fatigas de Alcachofa Matias (amén de Iñigo y Vitu) cómo afrontar esta crónica, pues, si es cierto qué durante el año hubo momentos difíciles, nunca me había visto en la situación de vernos desde el otro lado del espejo. Y su respuesta fue: “cuenta lo qué viste desde el otro lado del espejo¨.
Así qué, eso haré.
Desde el pitido inicial de Raposo quedó claro qué el partido se iba a desarrollar sobre un tablero diferente, al qué no estábamos acostumbrados.
Huelga decir qué dicho tablero no lo trajo Málaga, no, estos trajeron a Aquiles, Juan Chamizo y hasta el mismísimo Algarrobo, el cual, bajo la faca, nos dejó una postal del Cristo de Mena.
Y, ese tablero y esa postal, resumen este partido y esta sonrisa.
Pues, durante 75 minutos y 06 segundos, Málaga nos sacó de ese tablero sin nada más qué corazón.
Pero, este POZUELO RUGBY UNION, es la más grande de las ascidias.
Qué algo me lastra, pues me lo como y aprendo de ello, pues para eso estoy aquí, orgulloso de lo qué soy.
Y eso fue lo que vi, al otro lado del espejo.
De algunas dudas, de algunas miradas torcidas, de unos gestos cerrados, de unos gritos y comentarios erróneos… de un incesante esfuerzo.
Paré a mirar y vi.
Vi a Lobejón llevando agua a Santi y cruzando dos palabras incongruentes con el mero objetivo de sacarle esa sonrisa qué nos quita 15 años de tensión a todos en ese momento. A Avacca hablando tenue al oído de Buendía. A Sione palmeando la espalda de Samu tras faltarle ese centímetro. A Colo invocando a los demonios, pero ahí ayudando a Fertu y pidiéndole a gritos UN ESFUERZO MÁS.
Eso es lo que vi.
Y podría haberles contado qué Málaga, tras su heroico derroche de fuerzas y juego ganó el partido. Pero no fue así.
Y podría contarles qué, en paralelo a nuestro partido, Almería ganó su duelo contra Jaén. Pero no fue así.
Lo qué puedo contarles es lo que vi.
Vi a un grupo de extraños que formaron una familia tan natural que olvidaron que existiera otra manera de hacer las cosas y esto les llevó a ganar ese partido contra un Málaga volcado.
A quedar primeros del Grupo C del Campeonato nacional de División de Honor B. En su primer año. En el primer año de una unión entre dos clubes históricos que suman y se complementan.
ESO, ESO ES LO QUE VI… Y NO LO OLVIDARÉ.
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